Investigaciones
del fenómeno
Actualmente se
conceptualiza el fenómeno extraterrestre usando diferentes perspectivas:
§ Como
un fenómeno del que no se tiene evidencia, pero que se puede manejar de manera
rigurosa usando el método científico (astrobiología y «ufología procientífica»).
§ Como
un hecho que se acepta como real y del que simplemente se debe acumular
evidencia para convencer a todos los no creyentes (ufología «popular» o
«comercial», llamada «ufología acientífica»).
§ Como
un fenómeno paranormal dentro del ocultismo (teoría
menos aceptada por la ciencia ortodoxa y la mayoría de los ufológos, ya que
carece de objetividad científica).
Los enfoques de la
ufología acientífica y salidos del ocultismo, son tan variados, como variadas
son las opiniones de los que proponen las teorías. Sobra decir que dichos
enfoques no gozan de ninguna aceptación científica, y solamente la
astrobiología y la ufología procientífica se acercan a la noción de ciencia, sin llegar a ser
aceptadas por completo en forma generalizada.
En el contexto de
la astrobiología, existen esfuerzos de investigación para intentar demostrar la
presencia de vida en el cosmos, por ejemplo el
llamado proyecto SETI, dedicado a
rastrear el espacio con radiotelescopios,
a la espera de captar alguna señal no natural o mensaje proveniente de seres
inteligentes.
Según los escépticos,
y a pesar de que mucha gente afirme supuestamente haberlos conocido o, incluso,
ser uno de ellos, no existe en la actualidad ninguna prueba fiable que confirme
la existencia de vida
extraterrestre. Se sostiene que la mayoría de las pruebas aportadas
son testimonios de supuestos avistamientos o abducciones, o fotografías, que no
representan por sí mismas evidencia irrefutable; con todo, un sector variable
de la población (cambiante en función del país y la cultura) a lo largo del
mundo, cree en la veracidad de las afirmaciones de muchos de los llamados testigos.
Actualmente, se
asocia la idea de extraterrestre con la del fenómeno ovni, pero no siempre
ha sido así. Y aunque el avistamiento de extraños vehículos y fenómenos aéreos
es quizás muy antiguo (véase foo fighters y aviones fantasma),
su asociación con los extraterrestres es históricamente muy reciente. Quizá el
caso que llevó a asociar a los ovnis con los extraterrestres sea el caso de Kenneth Arnold,
quien afirmó haber avistado «platillos voladores» cerca del Monte Rainier el 24 de junio de 1947, en el estado de Washington, Estados Unidos.
Luego de hacer públicas sus afirmaciones, multitud de personas informaron haber
sido testigo de avistamientos en los Estados Unidos, fenómeno que no ha cesado
hasta el presente, y que se extiende a lo largo y ancho del planeta.
Cabe notar que, en
esa época, ya existía un rico folclore sobre
extraterrestres, producto de la popularidad de obras como La
guerra de los mundos de H. G. Wells,
la adaptación y emisión de esta por la radio a cargo de Orson Welles,
algunas obras de Julio Verne,
pero sobre todo, los «Pulps»,
en donde escritores luego célebres, vertían sus ideas sobre la vida en otros
planetas, y sobre sus posibles atributos.
En la ciencia ficción se usa con
frecuencia el término alienígena (que en latín significa nacido en otra
parte) para designar las formas de vida de origen
extraterrestre, y son muy recurrentes como argumento narrativo, pues desde la
época de los Pulps los aliens pueden
servir para producir en el lector maravilla, asombro, o miedo (en ese entonces,
niños, adolescentes, y adultos jóvenes), al poder imaginárseles atributos
imposibles para los seres humanos. El cine pronto tomó dicha predilección
literaria, transformándola en múltiples sagas de películas, todas las cuales
ejemplifican distintas perspectivas sobre los alienígenas, concomitantes con
las distintas ideas de los diferentes autores literarios.
Este uso del
término es claramente antropocéntrico,
ya que rara vez se aplica a los seres humanos nacidos fuera de la Tierra; aún
cuando los humanos invaden algún otro lugar del universo en la ficción, suelen
seguir empleando el término para designar a los nativos del lugar.
Es notorio el
trato que le da la cultura estadounidense a la idea de
"extraterrestre", que en inglés se dice alien,
término que también se aplica a quien viene de afuera (inmigrantes).
La palabra "alien" es un término legal dentro de las leyes de Estados
Unidos para denotar a no ciudadanos del país. A partir de este concepto se
crearon novelas consideradas políticamente correctas para hablar de inmigrantes dentro de los Estados Unidos,
sin hacerlo de forma directa, a través de los extraterrestres. De hecho es
notorio que en algunas obras de autores de dicho país, la cultura descrita para
los extraterrestres es sacada de alguna cultura terrestre real, o la imagen que
los autores y la sociedad estadounidense se hacen de dicha cultura [6].
Extraterrestres colectivistas donde la individualidad se sacrifica en pos del
grupo, representaban veladamente al Comunismo y
su falta de individualismo. Actualmente, extraterrestres con culturas
teocráticas fundamentalistas hacen paralelos con la percibida amenaza terrorista de los llamados
grupos islámicos.
Características
asociadas a los extraterrestres Una imagen frecuente en la cultura popular,
el cine y las historietas es una de la de alienígenas de apariencia humanoide, como los hombrecillos
verdes de
la ciencia ficción clásica o los grises popularizados por Encuentros
en la tercera fase y The X-Files.
Varias razones
propician que en la cultura popular se le asocie frecuentemente una
representación humanoide a una forma alienígena inteligente, pese a que no haya
razón científica para suponerla probable. Ejemplo de ello es que en el caso de
las películas, esta representación simplifica el proceso de vestuario y
maquillaje necesario para la representación de un alienígena; además, el diseño
basado en rasgos y expresiones humanas reconocibles favorece la estimulación de
reacciones emocionales en el espectador. En este sentido la reacción humana
tiene similitudes con la que se experimenta ante los robots en
cuyo caso una mayor similitud física con el ser humano genera una mayor empatía
tal como demuestra la teoría del valle
inexplicable.
Es este sentido, a
nivel psicológico es más fácil familiarizarse con un posible alienígena con
características físicas reconocibles como brazos y piernas, dos ojos, una nariz
y una boca, así también con aquel que posea un comportamiento reconocible tal
como mostrar sus dientes en casos de enojo o realizar muecas en situaciones de
sorpresa, e igualmente sea más fácil asociarlos inconscientemente como un ser
inteligente, producto de la forma física similar a la nuestra que se les otorga
popularmente. Igualmente destaca que mientras más sean descritos como seres
semejantes a las características y apariencia humana, igualmente son descritos
como seres más pacíficos y de características angelicales; en cambio, mientras
más sean descritos como seres menos semejantes al ser humano, son además más
descritos como seres belicosos, terroríficos, malignos, etc...
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