martes, 4 de septiembre de 2012

Investigaciones del fenómeno


Investigaciones del fenómeno
Actualmente se conceptualiza el fenómeno extraterrestre usando diferentes perspectivas:
§  Como un fenómeno del que no se tiene evidencia, pero que se puede manejar de manera rigurosa usando el método científico (astrobiología y «ufología procientífica»).
§  Como un hecho que se acepta como real y del que simplemente se debe acumular evidencia para convencer a todos los no creyentes (ufología «popular» o «comercial», llamada «ufología acientífica»).
§  Como un fenómeno paranormal dentro del ocultismo (teoría menos aceptada por la ciencia ortodoxa y la mayoría de los ufológos, ya que carece de objetividad científica).
Los enfoques de la ufología acientífica y salidos del ocultismo, son tan variados, como variadas son las opiniones de los que proponen las teorías. Sobra decir que dichos enfoques no gozan de ninguna aceptación científica, y solamente la astrobiología y la ufología procientífica se acercan a la noción de ciencia, sin llegar a ser aceptadas por completo en forma generalizada.
En el contexto de la astrobiología, existen esfuerzos de investigación para intentar demostrar la presencia de vida en el cosmos, por ejemplo el llamado proyecto SETI, dedicado a rastrear el espacio con radiotelescopios, a la espera de captar alguna señal no natural o mensaje proveniente de seres inteligentes.
Según los escépticos, y a pesar de que mucha gente afirme supuestamente haberlos conocido o, incluso, ser uno de ellos, no existe en la actualidad ninguna prueba fiable que confirme la existencia de vida extraterrestre. Se sostiene que la mayoría de las pruebas aportadas son testimonios de supuestos avistamientos o abducciones, o fotografías, que no representan por sí mismas evidencia irrefutable; con todo, un sector variable de la población (cambiante en función del país y la cultura) a lo largo del mundo, cree en la veracidad de las afirmaciones de muchos de los llamados testigos.
Actualmente, se asocia la idea de extraterrestre con la del fenómeno ovni, pero no siempre ha sido así. Y aunque el avistamiento de extraños vehículos y fenómenos aéreos es quizás muy antiguo (véase foo fighters y aviones fantasma), su asociación con los extraterrestres es históricamente muy reciente. Quizá el caso que llevó a asociar a los ovnis con los extraterrestres sea el caso de Kenneth Arnold, quien afirmó haber avistado «platillos voladores» cerca del Monte Rainier el 24 de junio de 1947, en el estado de Washington, Estados Unidos. Luego de hacer públicas sus afirmaciones, multitud de personas informaron haber sido testigo de avistamientos en los Estados Unidos, fenómeno que no ha cesado hasta el presente, y que se extiende a lo largo y ancho del planeta.
Cabe notar que, en esa época, ya existía un rico folclore sobre extraterrestres, producto de la popularidad de obras como La guerra de los mundos de H. G. Wells, la adaptación y emisión de esta por la radio a cargo de Orson Welles, algunas obras de Julio Verne, pero sobre todo, los «Pulps», en donde escritores luego célebres, vertían sus ideas sobre la vida en otros planetas, y sobre sus posibles atributos.
En la ciencia ficción se usa con frecuencia el término alienígena (que en latín significa nacido en otra parte) para designar las formas de vida de origen extraterrestre, y son muy recurrentes como argumento narrativo, pues desde la época de los Pulps los aliens pueden servir para producir en el lector maravilla, asombro, o miedo (en ese entonces, niños, adolescentes, y adultos jóvenes), al poder imaginárseles atributos imposibles para los seres humanos. El cine pronto tomó dicha predilección literaria, transformándola en múltiples sagas de películas, todas las cuales ejemplifican distintas perspectivas sobre los alienígenas, concomitantes con las distintas ideas de los diferentes autores literarios.
Este uso del término es claramente antropocéntrico, ya que rara vez se aplica a los seres humanos nacidos fuera de la Tierra; aún cuando los humanos invaden algún otro lugar del universo en la ficción, suelen seguir empleando el término para designar a los nativos del lugar.
Es notorio el trato que le da la cultura estadounidense a la idea de "extraterrestre", que en inglés se dice alien, término que también se aplica a quien viene de afuera (inmigrantes). La palabra "alien" es un término legal dentro de las leyes de Estados Unidos para denotar a no ciudadanos del país. A partir de este concepto se crearon novelas consideradas políticamente correctas para hablar de inmigrantes dentro de los Estados Unidos, sin hacerlo de forma directa, a través de los extraterrestres. De hecho es notorio que en algunas obras de autores de dicho país, la cultura descrita para los extraterrestres es sacada de alguna cultura terrestre real, o la imagen que los autores y la sociedad estadounidense se hacen de dicha cultura [6]. Extraterrestres colectivistas donde la individualidad se sacrifica en pos del grupo, representaban veladamente al Comunismo y su falta de individualismo. Actualmente, extraterrestres con culturas teocráticas fundamentalistas hacen paralelos con la percibida amenaza terrorista de los llamados grupos islámicos.
Características asociadas a los extraterrestres Una imagen frecuente en la cultura popular, el cine y las historietas es una de la de alienígenas de apariencia humanoide, como los hombrecillos verdes de la ciencia ficción clásica o los grises popularizados por Encuentros en la tercera fase y The X-Files.
Varias razones propician que en la cultura popular se le asocie frecuentemente una representación humanoide a una forma alienígena inteligente, pese a que no haya razón científica para suponerla probable. Ejemplo de ello es que en el caso de las películas, esta representación simplifica el proceso de vestuario y maquillaje necesario para la representación de un alienígena; además, el diseño basado en rasgos y expresiones humanas reconocibles favorece la estimulación de reacciones emocionales en el espectador. En este sentido la reacción humana tiene similitudes con la que se experimenta ante los robots en cuyo caso una mayor similitud física con el ser humano genera una mayor empatía tal como demuestra la teoría del valle inexplicable.
Es este sentido, a nivel psicológico es más fácil familiarizarse con un posible alienígena con características físicas reconocibles como brazos y piernas, dos ojos, una nariz y una boca, así también con aquel que posea un comportamiento reconocible tal como mostrar sus dientes en casos de enojo o realizar muecas en situaciones de sorpresa, e igualmente sea más fácil asociarlos inconscientemente como un ser inteligente, producto de la forma física similar a la nuestra que se les otorga popularmente. Igualmente destaca que mientras más sean descritos como seres semejantes a las características y apariencia humana, igualmente son descritos como seres más pacíficos y de características angelicales; en cambio, mientras más sean descritos como seres menos semejantes al ser humano, son además más descritos como seres belicosos, terroríficos, malignos, etc...

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